





























Por una vida en movimiento
Una nueva historia de la ESPASTICIDAD
¿Espasticidad?
La espasticidad es una enfermedad de origen neurológico que debe asociarse a diferentes enfermedades

Es un término médico que se refiere a el aumento anormal del tono muscular, típicamente debido a lesiones en el sistema nervioso central, como en la médula espinal, el cerebro o ciertas enfermedades neurológicas.
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1 de cada 4 personas mayores de 25 años puede tener un ACV a lo largo de su vida.
World Stroke Organization
El 40% de los pacientes con ACV podría presentar ESPASTICIDAD.
Los primeros 6 MESES posteriores al sufrir un ACV son fundamentales para la intervención temprana.
TENGA EN CUENTA QUE, independientemente del tiempo del diagnóstico, es necesario remitirse de manera prioritaria para su evaluación y tratamiento.
Algunos signos y sintomas


Para profesionales
en la salud

Para pacientes y cuidadores

PREGUNTAS FRECUENTES
La espasticidad es un síntoma que se caracteriza por un aumento involuntario anormal en el tono muscular, lo que provoca dificultad para estirar un músculo. Esto produce dificultad en realizar un movimiento y al realizarlo se producen movimientos poco controlados. La espasticidad predomina en los músculos antigravitatorios, por lo que es habitual encontrar patrones extensores en miembros inferiores y patrones flexores en miembros superiores. Este aumento del tono muscular suele estar causado por una alteración en el control de los músculos por parte del sistema nervioso central, es decir, con lesiones o trastornos que afectan el sistema nervioso central, específicamente la vía piramidal, que es la encargada de controlar y regular los movimientos voluntarios del cuerpo. Los músculos afectados por la espasticidad pueden llegar a estar tan duros que dificultan la movilidad y la realización de actividades cotidianas.
Nota: Tono muscular: es la resistencia que ofrece un músculo ante un estiramiento pasivo, es decir, supone una contracción mínima cuando no hay un esfuerzo consciente.
La espasticidad se produce por una lesión en el sistema nervioso central que afecta la comunicación entre el cerebro y los músculos. Las causas más comunes de la espasticidad incluyen lesiones cerebrales traumáticas, ataque cerebrovascular, esclerosis múltiple, parálisis cerebral y lesiones en la médula espinal. Estas condiciones pueden provocar una alteración en las vías nerviosas que controlan la contracción y relajación muscular, lo que resulta en un aumento anormal en la tensión muscular con una resistencia excesiva al movimiento lo cual se traduce en una dificultad en la realización del movimiento. En términos más técnicos, la espasticidad se debe a la hiperactividad de los reflejos de estiramiento muscular, causada por una disminución en la inhibición de las vías nerviosas que controlan la contracción muscular. Esto lleva a una activación exagerada de los músculos, resultando resistencia al movimiento y la dificultad para moverse.
La espasticidad es generalmente el resultado de una lesión o trastorno en el sistema nervioso central, por lo que prevenirla completamente puede ser difícil en algunos casos. Sin embargo, existen medidas que pueden ayudar a minimizar la aparición o el empeoramiento de la espasticidad en algunas situaciones. A continuación, se presentan algunas estrategias que pueden contribuir a prevenir la espasticidad:
- Tratamiento temprano de condiciones subyacentes: En enfermedades como la esclerosis múltiple, el tratamiento temprano y adecuado puede ayudar a controlar la progresión de la enfermedad y prevenir complicaciones como la espasticidad.
- Cumplimiento con la terapia física y ocupacional: Realizar ejercicios y terapias recomendadas por profesionales de la salud puede ayudar a mantener la flexibilidad muscular y prevenir la resistencia excesiva al movimiento.
- Medicamentos para el control de la espasticidad: En personas con condiciones neurológicas que predisponen a la espasticidad, seguir el tratamiento farmacológico indicado por el médico puede ayudar a controlar los síntomas y prevenir su empeoramiento.
- Estilo de vida saludable: Mantener un estilo de vida activo, mantener un peso saludable, llevar una dieta equilibrada y evitar el consumo de alcohol y tabaco pueden contribuir a la salud general del sistema nervioso y muscular, lo que a su vez puede prevenir la espasticidad en ciertos casos.
Es importante recordar que la prevención total de la espasticidad puede no ser posible en todos los casos, pero implementar estas medidas preventivas puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar este síntoma o a controlar su progresión en personas que ya lo padecen.
La espasticidad es un síntoma común en diversos trastornos neurológicos y su tratamiento puede ser multidimensional. A continuación, se describen algunas estrategias utilizadas en el tratamiento de la espasticidad:
Terapia física y ocupacional
Los ejercicios de estiramiento, fortalecimiento muscular y entrenamiento en habilidades motoras son fundamentales para mejorar la flexibilidad, la fuerza y la funcionalidad de las extremidades afectadas por la espasticidad. La terapia física incluye técnicas de estiramiento, masajes y ejercicios de fortalecimiento para mejorar la amplitud de movimiento y reducir la resistencia muscular. Los terapeutas ocupacionales pueden ayudar a adaptar el entorno y enseñar estrategias para realizar actividades de la vida diaria de manera más efectiva, a pesar de la espasticidad.
Medicamentos
Se utilizan fármacos como baclofeno, diazepam, tizanidina, dantroleno y toxina botulínica para reducir la espasticidad y mejorar la funcionalidad. Estos medicamentos actúan regulando la actividad neuronal y relajando la musculatura afectada. La toxina botulínica se inyecta directamente en los músculos afectados para bloquear temporalmente la liberación de acetilcolina, un neurotransmisor implicado en la contracción muscular excesiva. Esto puede ayudar a reducir la resistencia muscular y mejorar la movilidad.
Terapias complementarias
Algunas personas encuentran alivio con terapias complementarias como la terapia acuática. Esta opción puede ser considerada como parte de un enfoque integral de tratamiento.
Cirugía
En casos graves y refractarios a otros tratamientos, se puede considerar la intervención quirúrgica, como la rizotomía dorsal selectiva o la colocación de bombas de baclofeno intratecal, para controlar la espasticidad de manera más efectiva.
Es importante destacar que el tratamiento de la espasticidad debe ser individualizado según las necesidades y la tolerancia de cada persona. Por lo tanto, es fundamental consultar con un neurólogo o un especialista en rehabilitación para determinar el plan terapéutico más adecuado en cada caso específico.
Varias situaciones y condiciones pueden empeorar la espasticidad en personas que la padecen. Algunos factores que pueden contribuir al aumento de la rigidez muscular y la resistencia al movimiento en casos de espasticidad incluyen:
- Falta de terapia física y ocupacional: La falta de ejercicio y terapia adecuada puede llevar a una disminución de la flexibilidad y la fuerza muscular, lo que puede empeorar la espasticidad.
-Estrés emocional: El estrés y la ansiedad pueden aumentar la tensión muscular y empeorar los síntomas de la espasticidad en algunas personas. - Cambios de temperatura: Tanto el frío como el calor extremo pueden afectar la rigidez y la funcionalidad de los músculos en personas con espasticidad.
- Fatiga: El cansancio y la falta de descanso adecuado pueden aumentar la rigidez muscular y hacer que sea más difícil controlar la espasticidad. -Infecciones: Las infecciones, especialmente las infecciones del tracto urinario pueden exacerbar la espasticidad en algunas personas.
- Factores emocionales: Sentimientos como la depresión, la irritabilidad o la falta de motivación pueden influir en la intensidad de la espasticidad y en la respuesta al tratamiento.
La decisión de cuándo tratar la espasticidad depende de varios factores, incluyendo la intensidad de los síntomas, el impacto en la calidad de vida y la funcionalidad de la persona afectada. En general, el tratamiento de la espasticidad se considera cuando los síntomas interfieren significativamente con las actividades diarias y la movilidad, y afectan la calidad de vida del paciente, algunas indicaciones comunes para iniciar el tratamiento de la espasticidad incluyen:
- Dolor y molestias: Cuando la espasticidad causa dolor persistente o molestias significativas en el paciente, es importante abordar este síntoma para mejorar el bienestar general.
- Dificultad para realizar actividades cotidianas: Si la resistencia muscular dificulta la realización de tareas básicas como caminar, vestirse o comer, es recomendable considerar el tratamiento para mejorar la funcionalidad.
- Alteraciones en la postura y la marcha: La espasticidad puede alterar la postura corporal y la marcha, lo que puede aumentar el riesgo de caídas y lesiones. En estos casos, el tratamiento puede ayudar a mejorar la estabilidad y prevenir complicaciones.
- Problemas de higiene y cuidado personal: Si la rigidez muscular dificulta la higiene personal o el cuidado diario, es importante buscar opciones de tratamiento para facilitar estas actividades.
- Limitaciones en la participación social y laboral: La espasticidad que afecta la participación en actividades sociales, laborales o recreativas puede justificar la intervención terapéutica para mejorar la calidad de vida y la inclusión social.
A pesar de ser un síntoma asociado con ciertas condiciones médicas y neurológicas que pueden generar complicaciones, la espasticidad no es necesariamente percibida siempre como algo negativo. De hecho, en algunos casos, la espasticidad puede tener ciertos beneficios o funciones en el cuerpo. A continuación, te menciono algunos posibles beneficios de la espasticidad:
- Protección articular: En algunos casos, la espasticidad puede ayudar a proteger las articulaciones al brindar soporte adicional y estabilizarlas, especialmente en pacientes con debilidad muscular.
- Mejora del tono postural: La presencia de algo de espasticidad puede contribuir a mantener una postura erguida y mejorar la estabilidad al mantener ciertos músculos en una posición contraída, lo que puede ser beneficioso para la marcha y el equilibrio.
- Propulsión en la marcha: En ciertos casos, la espasticidad puede contribuir a generar un impulso adicional durante la marcha, lo que facilita el movimiento y la locomoción en personas con ciertas condiciones neurológicas.
La espasticidad puede afectar significativamente la calidad de vida y las actividades diarias de las personas que la padecen debido a sus efectos en la movilidad, el dolor y las funciones motoras. Algunas formas en las que la espasticidad puede impactar en la calidad de vida y las actividades diarias incluyen:
-Limitaciones en la movilidad: La rigidez muscular causada por la espasticidad puede dificultar los movimientos voluntarios y la amplitud de movimiento, lo que puede afectar la capacidad de caminar, mantener una postura erguida, vestirse, bañarse y realizar otras actividades básicas.
-Dolor y molestias: La espasticidad puede causar dolor muscular, calambres y sensaciones incómodas en las áreas afectadas, lo que puede interferir en las actividades diarias y disminuir el bienestar general.
-Dificultades en la coordinación y el equilibrio: La alteración en el control muscular causada por la espasticidad puede afectar la coordinación de movimientos y el equilibrio, aumentando el riesgo de caídas y lesiones.
-Fatiga muscular: La tensión constante en los músculos afectados debido a la espasticidad puede provocar fatiga muscular crónica, lo que puede dificultar la realización de actividades físicas y aumentar la sensación de cansancio.
-Impacto en la vida social y emocional: La espasticidad puede limitar la participación en actividades sociales, laborales y recreativas, lo que puede afectar las relaciones personales, la autoestima y el bienestar emocional de la persona afectada.
Para mejorar la calidad de vida y facilitar las actividades diarias de las personas con espasticidad, es importante abordar este síntoma de manera integral con un enfoque terapéutico personalizado que incluya fisioterapia, medicamentos, terapias complementarias y apoyo emocional. Consultar con un equipo médico especializado en neurología y rehabilitación puede ayudar a desarrollar un plan de tratamiento efectivo y mejorar la calidad de vida de los pacientes con espasticidad.
Los familiares y cuidadores desempeñan un papel crucial en el apoyo y la asistencia a las personas con espasticidad, contribuyendo significativamente al bienestar y la calidad de vida de los pacientes. Aquí hay algunas formas en que los familiares y cuidadores pueden ayudar a una persona con espasticidad:
- Fomentar la adherencia al tratamiento: Ayudar a la persona a cumplir con el plan de tratamiento prescrito por los profesionales de la salud, ya sea administrando medicamentos, realizando ejercicios de estiramiento o asistiendo a las sesiones de fisioterapia y terapias complementarias.
- Ayudar con las actividades diarias: Brindar asistencia en las actividades cotidianas como vestirse, bañarse, moverse y realizar tareas domésticas, adaptando el entorno para facilitar la movilidad y la accesibilidad.
- Proporcionar apoyo emocional: Escuchar, contener y brindar apoyo emocional a la persona afectada, ayudándola a lidiar con los desafíos físicos y emocionales asociados con la espasticidad.
- Colaborar en la planificación de actividades: Participar en la planificación de actividades recreativas, sociales y terapéuticas que promuevan la participación y el bienestar de la persona con espasticidad.
- Educar a la familia y amigos: Proporcionar información a familiares, amigos y personas cercanas sobre la condición de espasticidad, sus implicaciones y cómo pueden apoyar de manera efectiva a la persona afectada.
- Promover la autonomía: Fomentar la independencia y la autonomía de la persona con espasticidad, capacitándose para realizar tareas por sí misma en la medida de lo posible y brindando el apoyo necesario cuando sea necesario.
- Mantener la comunicación con el equipo de atención médica: Colaborar y comunicarse de manera regular con los profesionales de la salud que atienden a la persona con espasticidad para asegurarse de que reciba un cuidado integral y coherente.
Es fundamental que los familiares y cuidadores se cuiden a sí mismos y busquen apoyo cuando sea necesario para poder brindar el mejor cuidado posible a la persona con espasticidad. Trabajar en equipo con un enfoque compasivo y comprensivo puede marcar la diferencia en la calidad de vida de la persona afectada.
Los riesgos de no tratar la espasticidad pueden variar según la gravedad de los síntomas y la condición subyacente que la causa. Algunos posibles riesgos de no abordar la espasticidad de forma adecuada incluyen: Deterioro de la funcionalidad: La espasticidad no tratada puede dificultar la movilidad y la realización de actividades diarias, lo que puede llevar a una disminución en la funcionalidad y la independencia de la persona afectada. Mayor riesgo de lesiones: La rigidez y la dificultad para controlar los movimientos pueden aumentar el riesgo de caídas y lesiones, especialmente en personas con movilidad limitada o problemas de equilibrio.
Dolor crónico: La espasticidad no tratada puede causar molestias y dolor crónico en los músculos afectados, lo que puede afectar significativamente la calidad de vida y el bienestar general del paciente.
Contracturas musculares: La contracción constante de los músculos debido a la espasticidad no tratada puede llevar a la formación de contracturas musculares, que son acortamientos permanentes de los músculos y que pueden dificultar aún más la movilidad.
Dificultades en la higiene y el cuidado personal: El aumento del tono muscular y la falta de control de los movimientos pueden dificultar la higiene personal y el cuidado diario, lo que puede afectar la salud y el bienestar general.
Impacto en la calidad de vida: La espasticidad no tratada puede tener un impacto negativo en la calidad de vida de la persona afectada, causando limitaciones en la participación social, laboral y recreativa.
Es la aparición repentina de síntomas neurológicos debido a la falta de riego sanguíneo en una parte de tú cerebro. Dentro de los síntomas más frecuentes se encuentran: Cara torcida, pérdida súbita de la visión por uno o ambos ojos, rápida debilidad del brazo o de la pierna, habla enredada o no poder hablar, vértigo o mareo repentinos que te impiden caminar, adormecimiento rápido de medio lado del cuerpo.
Se refiere a la persona que brinda atención y apoyo a alguien que necesita ayuda debido a una enfermedad, discapacidad o situación de dependencia. Los cuidadores de pacientes que han sufrido un ACV y además presentan espasticidad, requieren de más horas al día para el cuidado y atención de la persona. Un cuidador puede ser un familiar, un amigo o un profesional de la salud que se encarga de asegurar el bienestar físico, emocional y social del paciente.
Es una condición que limita la capacidad de una persona para realizar sus actividades cotidianas normales. Luego de un ACV, la espasticidad es la condición que produce mayor discapacidad en la persona, limitando un reintegro a su vida laboral y social previas.
Es una sensación desagradable o molesta en alguna parte del cuerpo. Puede manifestarse de diferentes maneras: como una punzada o picada, con sensación de presión o ardor, así como con la presencia de espasmos musculares y limitación para la movilidad de alguna extremidad. El dolor es un síntoma que sugiere la presencia de una enfermedad y puede ser causado por diversas razones, entre ellas, la espasticidad.
Es un trastorno de los músculos del cuerpo en el cual se produce una tensión intensa o entumecimiento continuo del brazo o de la pierna, dificultando el movimiento. Es conocido también por los pacientes como “sensación de rigidez o tiesura”. La espasticidad se presenta en pacientes que han sufrido enfermedades neurológicas como el ACV, entre otras.
Son un tipo de contracción muscular involuntaria y repentina, que puede causar movimientos o posturas anormales, habitualmente acompañados de dolor. Los espasmos se presentan frecuentemente en el brazo o la pierna con espasticidad. También son conocidos como calambres y se pueden sentir como un nudo o una tensión intensa en el músculo afectado, que puede ser breve o prolongada.
Es un conjunto de hábitos que se realizan para mantener limpio y saludable el cuerpo. Esto incluye actividades como lavarse las manos con agua y jabón, bañarse el cuerpo con énfasis en algunas partes como las axilas y los genitales, cepillarse los dientes. En los pacientes con espasticidad estas tareas pueden llegar a ser muy difíciles de realizar.
Es la forma en que una persona camina o se desplaza. También se define como la manera en que se mueven las piernas y el cuerpo al caminar. En la marcha de una persona se puede evaluar su función muscular, el equilibrio y la coordinación, lo cual puede ser importante en el diagnóstico y tratamiento de ciertas condiciones médicas. En la espasticidad, los pacientes tienen mayor dificultad para caminar, necesitando habitualmente un apoyo. Así mismo los pacientes con esta condición, tienen mayor riesgo de caídas.
Es una posición involuntaria que adopta un brazo o una pierna con espasticidad. Esto puede producir zonas de presión en algunas partes del cuerpo, generando lesiones en la piel y dolor intenso. Así mismo, las posturas anormales dificultan actividades como bañarse y vestirse.
Es un medicamento utilizado en el tratamiento de la espasticidad. Tiene la capacidad de bloquear temporalmente la comunicación entre los nervios y los músculos, lo cual puede resultar en una disminución de la actividad muscular involuntaria de la espasticidad. Así mismo, el dolor y las posturas anormales también disminuyen, siendo más fácil realizar actividades como la higiene y el vestir de un paciente con ACV.



